jueves, 21 de octubre de 2010

Hasta que Facebook nos separe

"Voy a pedirte que no vuelvas más, siento que me dueles todavía aquí, adentro", canta Shakira con voz dolida mientras le pide a su enamorado que se aleje para no seguir sufriendo por su amor. Y, aunque sencillo, su deseo parece hoy en día irrealizable. ¿Cómo alejarse de un ex, cómo desterrar a alguien de tu vida si el omnipresente Facebook se empeña en hacer aparecer actualizaciones a cada instante?

No importa que sea un ex amigo, un ex compañero de trabajo, un ex jefe o, en el peor de los casos, un ex novio. El punto es que es un ex, y seguramente tendrá motivos de sobra para ya no formar parte de tu vida. Sin embargo, el desaparecer de la faz de la Tierra resulta cada vez más complejo.

Con el auge de las redes sociales, es casi imposible que no persistan amigos en común entre el ex y nosotros (en el caso de que hayas tenido el valor suficiente para borrarlo de tu propia lista de contactos). Y cómo resistir la tentación - viendo su publicación saludándonos desde el muro del compañerito en común - de hacer un click y entrar a husmear su vida y obra a través de su información personal o, mejor aún, sus fotos.

¡No puedo creer que se haya visto con Fulana! ¡Ahora se viste de traje, pero si siempre fue un rotoso! ¿El muy desgraciado fue a ese bolichito de cuarta con ella? ¿Cómo que ya se recibió? ¿Y desde cuándo trabaja en esa empresa? La búsqueda continúa en forma proporcional al morbo que nos anula e impide alejarnos de la pantalla. Muchos hablan de un vicio y, en cierto punto, no parecen estar tan errados.

Cada vez son más las personas que pasan horas enteras de su vida frente a la pantalla, lamentándose por la nueva y exitosa vida de un ex o simplemente dejándose llevar por el peligroso "qué será de la vida de...". Y la compulsión no tiene fin.


Hoy se estrenó en los cines de todo el país la película Red Social, un film que cuenta - aparentemente no basada en hechos verídicos - la historia del creador del Facebook, con todas las ventajas y desventajas que su invención le trajo aparejadas, tanto a él como a su entorno y al resto de los usuarios.

Aunque el avance de las redes sociales parece no querer permitirnos olvidar, nosotros tenemos la decisión final de permitir o no que esas búsquedas alteren nuestra estabilidad mental y emocional. La clave es, ante todo, resolver el asunto en nuestras cabezas, para no caer en la tentación de un reencuentro cibernético o, en caso de que ocurra, que no altere nuestras vidas. Pero, ¿resolver el asunto previamente en nuestras cabezas? Evidentemente, todavía hay cuestiones que la tecnología no es capaz de solucionar.


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